Galantus Nivalis, la matriz de la mente eterna

Una fábula moderna

Hacía mucho tiempo que no leía un cuento de hadas. Si no recuerdo mal, el último que leí fue precisamente el titulado Cuento de Goethe. Se lo pasé a mi hija que quedó encandilada y aún hoy, veinte años después, de vez en cuando me comenta que quiere reelerlo. Salvando todas las distancias habidas y por haber con el genial Goethe, el libro de Noelia Santaré, Galantus Nivalis, la matriz cristalina de la mente eterna  me ha dado la ocasión de volver a un género que gusta tanto a niños como adultos.

Ópula es una hada de la tribu de los tukta a quien se le encomienda la misión de energizar la Vara del Tiempo para lo cual deberá viajar entre diferentes dimensiones que aquí se materializan en las cuatro estaciones del año. Como en todo viaje iniciático, para el cual Ópula, la joven e ingenua tukta, está conveniente preparada, deberá superar pruebas que la ponen al borde de la muerte y de las que siempre sale librada en parte por su propia preparación y en parte porque lleva a su lado un ser protector. Para salir airosa de esta empresa heroica, Ópula deberá  conocerse a sí misma y la naturaleza de las cuatro dimensiones (estaciones).

Ya en la primera etapa de este viaje, el fangoso otoño, la joven hada entra en contacto con Clara, un ser humano a quien el médico le ha diagnosticado una enfermedad de momento desconocida. Descontenta con el diagnóstico y el tratamiento, Clara se refugia en su cabaña para intentar descubrir qué le pasa realmente, y solo podrá lograrlo con la ayuda de la ingenua y heroica Ópula. El mundo invisible (fantasía-espiritualidad) y el visible (la prosaica realidad humana) se interrelacionan a lo largo de este viaje iniciático. Finalmente, Clara, enferma como cualquier ser humano que vive en la ignorancia, sanará con la ayuda de Ópula y sus experimentadas y sabias reinas.

Me ha gustado volver al fantástico mundo de las hadas y no me cabe duda que puede gustar tanto a niños como a adultos. Noelia pinta un mundo de fantasía en el que las sensaciones son casi tan protagonistas como Ópula y Clara, una mujer de nuestros días. Durante la lectura me he preguntado si la autora no ha escogido la fantasía y la espiritualidad como pretexto para dejarse llevar por un mundo de agradables sensaciones que requieren, cómo no, una buena dosis de sensibilidad. Lo dicho: para niños y adultos.

JELL